jueves, 27 de agosto de 2015

Aunque cueste creerlo, es posible un Madrid sin humos

Es un deber político, moral (y sanitario) limitar el tráfico en ciudades como Madrid. Las ciudades que seducen por la calidad de vida no tienen mucho que ver con este Madrid de los pitazos, las colas, el ruido y las partículas en suspensión. Los que se oponen a la limitación aseguran que mermarían los negocios del lugar. Nunca vi la calle Arenal tan vibrante como desde que la cerraron a los coches. Los madrileños no queremos un Madrid atestado de coches y envuelto en una humareda, y los turistas, por lo que se ve, tampoco.

etiquetas: ciudad, madrid, tráfico, coches, calidad de vida, bienestar, salud

noticia original (www.huffingtonpost.es)